Los malvivientes no forzaron las puertas, por lo que se cree que sería alguien que conocía la rutina diaria en el lugar ya que ingresaron a la oficina y sacó el dinero de un cajón en el que siempre se guarda.
Según algunas fuentes, los delincuentes habrían ingresado mientras el párroco daba la misa, y además serían de la zona. Las cámaras de seguridad serían claves para dar con los malvivientes.