
Después de un trabajo de tres meses que incluyó consultas particulares, talleres y lo recabado en los distintos operativos, en donde se tocaron varios tópicos de la salud mental : Estrés y Ansiedad,
Reconocimiento Emocional ,Tristeza, Duelo y Depresión, Vínculos Saludables y Orientación Vocacional; se llegó a las siguientes conclusiones.
«El programa validó la necesidad comunitaria de contar con espacios de
acompañamiento emocional accesibles y de calidad», señala el informe.
«La estrategia híbrida de inscripción digital y encuentros presenciales
resultó innovadora y eficaz, combinando accesibilidad con cercanía humana», agrega el documento.
También señala que «la segmentación por edades permitió intervenciones más efectivas y la ampliación hasta los 55 años generó un efecto multiplicador que potenció la cultura de cuidado emocional en la comunidad».
«Además, los talleres con mayor adherencia fueron aquellos que ofrecieron
beneficios inmediatos y aplicables, lo que indica la importancia de diseñar
propuestas prácticas y centradas en necesidades concretas», resalta.
Con relación a los desafíos, el informe sostiene: «mejorar la retención en
los primeros talleres, aprovechar las temporadas de mayor disponibilidad
como vacaciones o recesos, y garantizar la continuidad a lo largo del
tiempo».
«En síntesis, el Programa “Bienestar Emocional” no solo se consolidó como
una experiencia exitosa, sino que también sentó precedentes para el desarrollo de políticas públicas sostenibles en salud mental comunitaria. Su principal logro fue instalar el cuidado emocional como una
responsabilidad compartida, trascendiendo la ayuda individual para transformarse en un movimiento de cambio cultural y colectivo».
El programa sigue llevándose a cabo y realizándose a partir de diferentes talleres que se desarrollan en todo el departamento.