El texto tiene como protagonista a Dante, un niño de ocho años que relata en primera persona, el hecho que sufrió y la forma que encontró con su familia para hablar e intentar sanar.
«El día en que volvieron los colores» es un libro de Érica Pincever ilustrado por Ro Ferrer que expone con cuidado y sutileza la problemática del abuso sexual en las infancias, a partir de un cuento donde el protagonista es Dante, un nene de ocho años que relata en primera persona, con sus palabras y su mirada de niño, el hecho que sufrió y la forma que encontró con su familia de afrontar el trauma para intentar sanar, un relato donde si algo queda claro es que «una víctima deja de ser víctima cuando habla, pero, sobre todo, cuando es escuchada», dice la autora.
Si otra cosa confirma la publicación del sello Chirimbote, cuya edición estuvo a cargo de Nadia Fink, es cómo experiencias tan dolorosas y arrasadoras como éstas, psíquica y/o físicamente, pueden ser abordados por grandes y chicos a la vez, sin incomodidad ni golpes bajos. Las imágenes de Ferrer acompañan el «zeigeist» que captura el texto, crudo y directo en la sencillez de la voz que lo encarna, pero siempre deseante: de reír, de jugar, de volver a divertirse, que no renuncia a la candidez ni a la inocencia ni a las ganas y que viene acompañado por una guía muy concisa sobre cómo identificar y acompañar situaciones de Abuso Sexual Infantil (ASI).
Por otra parte, hay algo que pasa en esta historia en particular y es que pareciera relatar, con los dibujos y las palabras, un mundo de varones donde las que intervienen para modificarlo son solo mujeres: la madre de Dante y Cinthia -la que «ayuda a chicos y a chicas que les pasan cosas feas como las que me pasaron a mí»-, la que le dijo que «valiente no es nunca tener miedo, sino animarse a pedir ayuda cuando pasa algo que nos hace sentir mal».
Una vez que el padre de Dante es presentado como quien le abre las puertas de su casa a un antiguo mejor amigo de la secundaria que será quien abuse luego de su hijo, desaparece de la historia. Ese silencio en el texto, ese borramiento en las imágenes abre preguntas ¿fue adrede? ¿conlleva una mirada sobre las masculinidades? ¿qué lugar histórico cultural tienen hoy las masculinidades en estos relatos? ¿puede ser que aún no hayan sido revisadas? Porque si algo pone en duda este relato es la percepción sobre esas masculinidades.
«‘El día en que volvieron los colores’ habla del proceso por el que atravesó el protagonista como víctima de abuso sexual para transformarse luego en sobreviviente; porque creemos firmemente que pueden volver los colores, con acompañamiento, el tratamiento adecuado, amor y contención, como le pasó a Dante», subraya Pincever, una idea que resuena en el prólogo, a cargo de la psicoanalista y escritora chaqueña Claudia Masin, quien habla de «sobrevivientes», también como Dante, desde su propia experiencia de abuso sexual infantil.
Del prólogo: «en esta historia la prosa precisa y delicada de Pincever y los dibujos preciosos de Ferrer les dicen a ‘estes niñes’ que es imposible borrar las situaciones de abuso de sus vidas, pero que eso no impide ni impedirá que sean personas plenas, capaces de dar y recibir amor y de recuperar su confianza en ‘les otres’. Que no están ‘destinades’ a ser ‘víctimes’ sino sobrevivientes, algo así como un superhéroe o superheroína que saca su fortaleza precisamente de sus vulnerabilidades (…) Como sobreviviente de abuso sexual infantil, quiero decirles que hay infinitos modos en que la palabra, el amor y la amistad sanan. Y que ojalá en mi infancia hubiera tenido este libro entre mis manos».
Fuente: Telam