Fútbol El día que la Selección de Pocito clasificó para representar a San Juan

En 1948 logró la clasificación para disputar el Campeonato Argentino en canchas de Buenos Aires, tras eliminar a Caucete, Jáchal y Capital. El partido decisivo se jugó en el estadio del Parque de Mayo.

Por Daniel Tejada

Mientras el mundo seguía atento los episodios de la “guerra fría” que conspiraban contra la economía internacional, con Rusia planeando asumir el control del Danubio (uno de los ríos más largos del planeta que pasa por 10 países) y la delegación argentina sacando pecho para colgarse 7 medallas en los Juegos Olímpicos de Londres (tres de oro, tres de plata y una de bronce), un modesto pero empeñoso combinado pocitano hizo historia en el fútbol provincial a mediados de 1948.

Con el viejo mundo dividido entre las luchas ideológicas y las hazañas deportivas, se puso en marcha en San Juan la etapa clasificatoria para disputar la ronda final del Campeonato Argentino de fútbol. Y ahí estaba Pocito, con una selección de jugadores surgidos en las canteras de Atenas, Pacífico, Colonia Roca y Barceló, entre otros.

La tarde del domingo 1 de agosto, con una notable presencia de fanáticos a la sombra de los eucaliptos que bordeaban la cancha de Pacífico, Pocito se hizo fuerte y le ganó a Caucete por 5 a 1. Jacinto Anzor, que anotó tres goles (uno de penal), Asencio Hernández y Floro Jofré, anotaron los goles del combinado pocitano. Para los cauceteros, Ahumada había logrado el empate transitorio.

Aquel día, con el arbitraje de Leónidas Riofrío, dieron el primer paso hacia el gran sueño Américo Názer; Carlos Pelletant y Javier Olmos; Juan Antonio Jofré, Primo Flores y Bernardo Salcedo; Asencio Hernández, Francisco González, Jacinto Anzor, Floro Jofré y César Enrique Castiglione.

Una semana más tarde, con el básquetbol argentino transitando por el buen camino en las Olimpíadas de Londres y el “Pillín Furlong rechazando una jugosa oferta para jugar en la famosa liga norteamericana (hoy conocida como la NBA), nuestro seleccionado pocitano se topó con el combinado de Jáchal por un lugar en la final de la ronda clasificatoria.

El encuentro se llevó a cabo el domingo 8 de agosto en la cancha de Atenas, con el arbitraje de Sánchez, y tuvo un final insólito: El juego había finalizado con empate en un gol durante los 90 minutos y, en el tiempo suplementario, los jachalleros abandonaron la cancha tras la sanción de un penal en favor de Pocito.

Según Diario Tribuna, que dejó documentado el insólito hecho en una de sus páginas del día siguiente, la cancha de La Rinconada estaba repleta porque el partido había despertado mucha expectativa. No solo por la calidad de sus jugadores, sino también por el premio moral que otorgaba el solo hecho de quedarse con la victoria. Y resultó que pasó lo inesperado, que aún hoy algunos abuelos cuentan en charlas de domingos de familia…

Salcedo, que por aquel entonces jugaba en Pacífico (hoy Deportivo Aberastain), abrió la cuenta para los pocitanos en el amanecer del primer tiempo. Y, según relata la crónica del periódico, daba toda la sensación de que la diferencia sería mucho mayor por el desarrollo del juego. Sin embargo, un trillado axioma del fútbol dice que los goles que no se convierten en un arco se sufren en el otro. Y algo de eso fue lo que pasó: Jáchal, apenas arrancó el segundo tiempo, llegó a la igualdad por intermedio de Carrizo y supo mantenerla hasta el final de los 90 minutos.

Después, en el tiempo adicional, Pocito era más peligroso que Jáchal y no podía establecer esa diferencia en la red. Y en la parte final, se produjo el lamentable episodio: el momento que marcó el principio del fin, fue un foul sobre Floro Jofré que terminó en penal sancionado sin dudas por Sánchez. Todo Jáchal lo protestó y, sin aceptar el fallo arbitral, se retiró de la cancha. Enseguida, con otro gol de Salcedo, Pocito gritó el segundo, levantó los brazos al cielo y se quedó con el pasaje a la final.

Aquel triunfo sobre Jáchal, aumentó el entusiasmo de los pocitanos de cara a la final por un lugar en el Campeonato Argentino. Pero no sería nada sencillo, porque enfrente estaría nada más y nada menos que el combinado de la Liga Sanjuanina (había clasificado sin jugar ronda preliminar por ser el mejor de la temporada anterior).

En la semana mientras resonaban los ecos de los notables triunfos con medalla de oro de Pascual Pérez y Rafael Iglesias (boxeo) y Delfo Cabrera (atletismo) en los Juegos Olímpicos que se celebraron en Londres, en San Juan se discutía dónde se jugaría la final que tendría al combinado pocitano como uno de los protagonistas.

La balanza terminó por inclinarse en favor de los capitalinos, tras decidirse que el partido final se jugaría en el estadio del Parque de Mayo. Y pese al malestar de los pocitanos, que incluyó varias protestas previas, el partido se programó para el domingo 15 de agosto con el arbitraje del mendocino Modesto Oviedo.

Aquel domingo, fue de gloria para el fútbol pocitano. Con un gol anotado a los 39 minutos del primer tiempo por el delantero de Atenas, Jacinto Anzor, Pocito venció por 1 a 0 al combinado capitalino y clasificó para representar a San Juan en el Campeonato Argentino que se disputaria en febrero de 1949 en canchas de Buenos Aires.

Amarillentas páginas del diario Tribuna destacan la victoria del equipo del interior sobre un firme candidato que no se mostró como tal en el verde césped de la cancha del ya desaparecido estadio abierto del Parque de Mayo. Y así, este equipo de Pocito entró en la historia grande: Américo Názer (Atenas); Carlos Pelletant (Atenas) y Primo Flores (Colonia Roca); Javier Olmos (Pacífico), Ramón Uñac (Atl. Barceló) y Bernardo Salcedo (Pacífico); Juan Antonio Jofré (Atenas); Francisco González (Pacífico), Jacinto Anzor (Atenas), Floro Jofré (Atenas) y César Enrique Castiglione (Pacífico).

La sorpresa de propios y extraños fue muy grande: El fútbol pocitano había conquistado San Juan y representaría a la provincia a nivel nacional. Pero esa sería otra historia, que también merece ser contada.

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